El otro día escuché a una madre llamar a gritos a su hija que se alejaba corriendo. La chica respondió al nombre de Toshiba. Al principio creí que se trataba de una forma cariñosa de señalar el comportamiento veloz de ésta en forma de metáfora, aunque algo me chirriaría cuando me quedé atenta a la escena. La niña se acercó y el padre le recriminó con gesto tosco: “Toshiba Nerea, ten cuidado con la carretera, que pasan coches.” Fue ahí cuando ya me paré descaradamente a observarles. Tal era mi asombro que estaba por encima de cualquier sentimiento de pudor porque se dieran cuenta de mi intromisión.
En ese momento, mientras me sentía inmersa en esa viñeta surrealista, no podía evitar pensar qué tipo de cosas podíamos tener las personas en la cabeza ante la venida de un nuevo ser a la vida. En este caso, a mi me gusta imaginar a esta pareja en el salón de su casa, y mientras la madre busca nombre para su retoño en un libro realizado para tal función el voluntarioso papá está viendo las carreras de motos, que es su gran pasión. Ella le pregunta y él responde de forma automática el dichoso nombre, que la madre asume sin filtro llevada por la emoción de ver a su marido decidir algo por primera vez en su dilatadísima (más de lo deseable) relación. Al menos me hace gracia pensarlo así, pues la otra alternativa me da más pena, ya que significaría que la hostilidad de estos papás puede llegar a límites insospechados.
En ese momento, mientras me sentía inmersa en esa viñeta surrealista, no podía evitar pensar qué tipo de cosas podíamos tener las personas en la cabeza ante la venida de un nuevo ser a la vida. En este caso, a mi me gusta imaginar a esta pareja en el salón de su casa, y mientras la madre busca nombre para su retoño en un libro realizado para tal función el voluntarioso papá está viendo las carreras de motos, que es su gran pasión. Ella le pregunta y él responde de forma automática el dichoso nombre, que la madre asume sin filtro llevada por la emoción de ver a su marido decidir algo por primera vez en su dilatadísima (más de lo deseable) relación. Al menos me hace gracia pensarlo así, pues la otra alternativa me da más pena, ya que significaría que la hostilidad de estos papás puede llegar a límites insospechados.
Esto me hace acordarme de cuando iba al colegio. En mi clase había dos gemelos a los que habían llamado Caín y Abel. El primero era un torbellino y el segundo más bueno que el pan. Fue ahí cuando empecé a pensar lo mucho que condicionan las palabras y cómo nombramos las cosas y a las personas, y cuánta responsabilidad tenemos en ello.
6 Comentarios:
Seguro que de haberle preguntado a la madre ni siquiera sabía que significaba. :)
Lo de Caín y Abel si que ya no tiene perdón.
Como está la gente de mal.
Saludos,
YoMisma
Menos mal que estás tú para mantener el blog a flote estas semanas!!
Es verdad que hay algo en ciertos padres, no sé si les embarga la emoción o la desidia, como en tu relato, pero que luego repercute en los hijos con unos nombres que para qué. Yo el primero pero como mi segundo nombre es casi secreto de estado, me mantengo lejos del trauma.
Los nombres que más gracia me han hecho son los de dos chicas que compartían edificio y buzón, donde ponía "Liliana Patricia y Verónica Vaitiare". Toma ya.
Pues yo me llamo Antonio. Y tu? (Lo digo por el título)
Yo creo que fue la madre quien le puso Toshiba. Por las pilas del vibrador de su mesita de noche.
Si yo hubiese nacido chica me hubiese llamado Etna, como el volcán. Seguramente hubiese sido un putón.
Lukas, estas desatao.
Pues si, tienes razón. Yo me pregunto porque hay tantas mujeres que se llaman, Angustias, Socorro, Milagros, Dolores, Olvido, Concepción, ....(podría seguir)
Me recuerda al chiste en el que dos hombres se encuentran tras mucho tiempo y tras hablar un rato dice el primero:
- Pues tengo tres hijas hermosísimas, que se llaman Oreo, Chiquilín y Tosta Rica.
A lo que el otro responde:
- Yo también tengo una hija, se llama María.
El primero, casi conteniedo la risa dice:
- ¡Ala! ¡Como las galletas!
Menudas cosas te pasan!!!
No sé que me ha dejado más flipada, si Toshiba o Caín o Abel
Maritoñi
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