Ayer estuve en un sitio nuevo con gente nueva. Estuve muy a gusto. Me abrí y me dí, y pude disfrutar de ello. Esa sensación desconocida para mí me hizo pensar. Me acordé de mi terapeuta, que me dice que me cuesta dar. Me lo dice con esa vaselina tan necesaria para que entren las cosas sin rasgar, que es el cariño. Por cierto también me ha dicho dónde encontrarla y he comprado unos cuantos botes porque creo que es algo que hay que tener en la despensa. Es más, creo que los sacaré fuera para tener más fácil acceso , porque como dice mi esteticista referente a la crema de cara : “si no tienes los botes a mano, no los utilizas”.
Pues como decía, estuve en el pub de una amiga de mi compañera de trabajo. Es un pub-karaoke-tablao gitano. Una mezcla genial. Echamos unos bailes con Fresa, que baila y canta flamenco que te pone los pelillos del brazo mirando pa cuenca. Aprendí a mover los brazos, y sobre todo a estirar la espalda. Ayer fui consciente de que voy medio cheposa, como si me diera vergüenza mostrarme. O sin el como.
Y para colmo, se armó en un momento un tinglao gitano, sacaron la guitarra y las palmas, y a partir de ese momento no pude quitar la sonrisa de la cara empapándome de todo lo que allí ocurría, desde dentro y tan de cerca… Quizás más cerca que nunca.
Total, lo que quería trasmitir (para que Lukas no diga que ando siempre en plan calimero lastimero) es un momento auténtico, de desfrute.
Eros estuvo allí anoche...