4/8/10

Saber leer entre líneas, párrafos y clips de colores


Llevaba años coleccionando clips. Los tenía de todos los tamaños y colores, gris, blanco, negro, rojo... Y todos ellos unidos unos a otros, formando una cadena tan larga como su propia vida. En realidad no recordaba con exactitud cuando había empezado a hacerlo pero lo que si sabía era que, poco a poco, había ido cogiendo un significado. Siempre le pareció que el fin último de todo aquello era encontrar aquel clip que de verdad le pareciera adecuado para cerrar la cadena, para formar un círculo.
Luego, estuvo un tiempo sin continuar aquel pasatiempo. De repente todo le parecía tonto, absurdo, sin sentido... Así que se dedicaba a vivir el día en un continuo baño de tranquila vacuidad.

Hace poco, haciendo limpieza, abrió una caja de cartón y dentro estaba la cadena de clips, enrollada, esperando como una serpiente dormida. Reposaba en un lecho de miles de clips, aquellos que aún no había añadido a la serie. Por primera vez se preguntó qué ocurriría si añadía no uno, sino dos clips, de golpe; de tal manera que de la cadena original nacieran dos brazos que se fueran separando entre sí. Era un concepto totalmente nuevo para él, desde luego rompedor, dada la férrea resistencia que siempre había tenido a innovar. 

Mientras se deleitaba acariciando su mente con aquella idea, jugueteaba nervioso con otro clip, se lo pasaba entre los dedos y finalmente lo mordisqueaba. Un poco de presión en medio del alambre, y aquel clip se deformó, adoptando una forma vagamente parecida a algo que le sorprendió.  Para ser sincero, le dejó estupefacto, no era algo que hubiera hecho conscientemente, simplemente sucedió. Como suceden a veces las cosas, sin buscarlo.

Volvió a guardar la cadena de clips en la caja pero ahora dudaba más que nunca.