27/7/10

NO ES NADA PERSONAL

Ayer tuve uno de esos momentos. De esos que dicen por ahí, sí de esos.
Y es que a veces un poco por la luna, un poco porque lo buscamos, y otro poco porque se alinea no sé qué cosa, lo cierto es que en ocasiones podemos disfrutar de un momento perfecto. Una pena que se den poco, como los años bisiestos, pero sin ser predecibles.
Película y realidad se enlazaron y fusionaron en un paralelismo tan terapéutico como mis 8 años de terapia. Por sólo 4,50 euros. Se lo diré a mi terapeuta como bienvenida tras las vacaciones.
“No conviene luchar por una aburrida perfección”, es la frase que se me quedó asida a la glotis. En cierta postura hasta parce que me haya salido nuez.
La película (“Nothing personal”) nos va dibujando los entresijos de lo relacional, y diseccionando este mundo célula a célula, desde un punto de vista tan sincero que roza lo políticamente incorrecto, a la vez que nos ahorra el toque romántico. Una orgía de placer en secuencias sucesivas.
La relación nos aparece como un ente con vida propia, inevitable a pesar de los esfuerzos por que no surja, a pesar de que uno no quiera nada personal. Y es que cuando aparece un otro en escena, lo que se da en ese espacio que no vemos, ya es personal.
Por cierto, el tema de esta entrada es algo arbitrario, podría haber elegido cualquier otra cosa, no es nada personal.
Creo que me va a tocar cantar…(sólo para los que vean la película).